Los cambios son lo suficientemente importantes como para que los reconozcamos sin problemas:
- Crisis de oposición, en cuanto a la necesidad que tienen de autoafirmarse, de formar un yo diferente al de sus padres a los que han estado estrechamente unidos hasta ahora, con necesidad de autonomía, de independencia intelectual y emocional. Además de estar más ligado a sus amistades.
Desarreglo emotivo: a veces con la sensibilidad a flor de piel y otras en las que parece carecer de sentimientos. Es por eso que un día un adolescente puede dar un abrazo como también al otro día discutir sin sentido. Un día sin motivo aparente se despierta dando regaños
Imaginación excedida: Sueñan, y esto no es más que un mecanismo de defensa ante un mundo para el que no están preparados. Es un medio de transformar la realidad, pueden imaginar un porvenir, como modelos, o futbolistas de elite, o campeones de surf, actores, etc.
Narcisismo: Se reconoce al adolescente cuando comienza a serlo, simplemente por las horas que le dedica al espejo. Le concede una importancia a su físico: puede lamentarse por un grano en la nariz, por estar gordos o delgados… quieren estar constantemente perfectos aunque su visión de la estética no tenga nada que ver con la nuestra. Además de la crisis de la originalidad.
Individual: como afirmación del yo, con gusto por la soledad, el secreto, las rarezas en el vestir, o en su forma de hablar o de pensar. Necesita reformar, transformar el mundo, ser distinto y especial.
Social: aquí está la rebelión juvenil: Rebelión en cuanto a los sistemas de valores de los adultos y las ideas recibidas. Achacan al adulto sobretodo su falta de comprensión y el hecho de que atenta contra su independencia. Hay una necesidad clara de participación, la uniformidad en lenguaje y en vestimenta de los adolescentes, no es más que la necesidad de afecto, de ser considerado, aprobado por el propio grupo, y que a veces lo viven de una forma obsesiva.